jueves, 16 de agosto de 2012

Detrás de ti
De tus manías
De tus defensas
De las cadenas
Detrás de ti
Hay un cielo de estrellas
Esperando ser descubierto

Quiero hablar tu idioma
Conocer tus secretos
Contar los lunares de tu espalda
Susurrarte mi poesía
Llorarte mis miedos

Dejar que pasen los días
En tu loca fantasía
Dejar los problemas
Cambiarlos por tu alegría

Para que no haya pasados
Entre nosotros
Para que el mentir
No tenga razones
Para que un día
Te busque
Y tu por fin,
me encuentres.
Sentido


Miro la guerra que sacude el mundo
El hambre, la pobreza, la desilusión
Al hombre preso por la indiferencia
Al loco que perdió toda razón
Pero grita la verdad que todos ignoran

Siento en mi piel el frío de la mañana
Miro el espejo que no me refleja
El rencor que a veces me asalta
Las colas de largas de espera

Miro, siento, lloro y acuso
Pienso ¿ para que vivir?
Entonces busco en mis recuerdos
Aquella ves que me salvaron
O las veces que arriesgue
Esperando cambiar el mundo

Busque mi dolor,
Y le di un sentido
Busque mi tristeza
Y le di un sentido
Busque mi experiencia
Y le di un sentido

Miro entonces tus ojos
Miro los suyos, el de ella, los de él
Miro cuanta belleza hay en el mundo
Y pienso cuanto aun queda por aprender
Y que hay sentido,
No importa donde esté, no importa hacia donde vaya. 

Me dejaste una herida,
No lo sabía
Hasta que me sangro el otro día.
Ni siquiera pude enseñarla
Porque es esa clase de lastimadura
Que no se ve
Pero cala ondo.
Le puse alcohol, un poco de amistad
Paseos al aire libre, un parche de tela
Un oso de peluche, una receta de la abuela
No hubo caso.
Sigue abierta y me duele.
Espero que venga el tiempo y me cure
Me dijeron que es el mejor de los médicos
Él y la indiferencia.
Mientras la herida me sigue doliendo
Yo me sigo consolando
Con esos remedios para pasar el rato
Y hacerme pensar en otras cosas.
Al fin y al cabo, algo me dejaste
Una especie ulcera
Que me sangra todavía.
Inés.
Poema dedicado a Maria Antonieta, última reina de Francia


Con los ojos entrecerrados mira la campaña
Largas horas de tedio y de tortura
No se cansan de recordarle. 
Parece que no es suficiente 
El haberse mostrado mortal y buena.
El día se vuelve la noche, y el sol a la luna conquista
No hay reloj que de un descanso, una hora pacífica.
Mira sus manos, ayer tan libres
Y hoy tan  presas por el destino
.Mujer como ha llegado el mundo a herirte
Que prefieres la muerte a las horas felices.
No hay voz que consuele al corazón
Que late acorralado en la dureza de la indiferencia.
Aún falta un largo trecho y serás libre
La muerte es hermana y amiga de quien la espera.
Inés.